viernes, 16 de noviembre de 2018


EL QUE RIE EL ÚLTIMO
Llevo como una hora intentando modificar el blog para una nueva apariencia, y resulta que con tanto filtro, con tanto estilo, etiquetas, programación en HTML, uno parece inútil por momentos.
Las personas debemos sentirnos inútiles de vez en cuando. Personalmente creo que nos hace ver la realidad en la que vivimos y sacar conclusiones de nuestra torpeza, porque eso pasaba cuando era pequeño y no podía construir el puente de tacos de madera de colores que te echaban los reyes y cuando siempre ponías las piezas cuanto más altas mejor. Al final en la última pieza del cuadrado azul, ... se deshacía la torre-puente-casa, y te sentías inútil. La alegría de ser un gran arquitecto desaparecía al momento, pero te reías.
Algo parecido de debió pasar a Rajoy tras 18 años y más en política, cuando llega a ser presidente, se encuentra el país destruido y para colmo de sus males tiene que empezar repartiendo las piezas de colores entre los que le han llevado al poder. ¿Qué hay de lo mío?
Los poderes facticos existen, pero cuando te joden personalmente sientes ganas de mandar el sistema a la mierda. El que menos tiene lo manda antes, pues lo único que le queda es la dignidad por subsistir en un mundo lleno de envidias, peleas y enfrentamientos. Son situaciones en las que la persona solo analiza lo inmediato para salir del agujero.
Yo no puedo vivir con injusticias cotidianas sobre personas que se ganan la vida honradamente y que han aceptado el sistema (si estamos, estamos) pero no me jodas que yo ya lo estoy. Todos estamos en el mismo barco pero los de primera clase que también están jodidos, se empeñan en seguir jodiendo. Creo que se levantan por la mañana pensando que esto que me pasa a mí, de debe pasar también al que tengo por debajo de mí. A joder toca, para poder reír.
No creo que seamos perfectos, pero siempre existen caminos, a la hora de tomar decisiones en las que se intente joder lo menos posible dentro del caos existente, pero el que tiene la batuta no piensa así, es demasiado presuntuoso y de esa manera cree mitigar la pena injusta de lo que le está pasando a él, a él que hace un par de años vivía como un dios recibiendo sus buenos regalos por navidad, recogiendo comisiones por informes inexistentes, sabiendo vivir  del cuento, la palabrería y la especulación; "Tengo un contacto que conoce a tal personaje que te puede ayudar por la módica cantidad de x euros pero si te portas bien y acoquinas la pasta, no pasarás por tal o cual situación.  Que trabajen los demás, tu y yo no somos de esa clase de gente que engaña, solo nos aprovechamos de  la situación actual, pues mañana puede que el personaje ya no esté en dicha posición de poder". Eso sí, ya sabrá él irse con las manos llenas de pasta, fondos de pensiones, acciones, y de paso colocar a la familia antes de que le quiten el cargo.
 Asco, mucho asco y angustia me da ver a esos intermediarios de mierda que no saben ni joder a su mujer pero que la chupan de miedo en despachos de politiquillos de tres al cuarto. No me da pizca de risa.
A estos intermediarios me refiero. A estos que están puerta con puerta y se pasean por la calle dándose golpes de pecho diciendo que si ganan las elecciones estos o los otros yo cierro el negocio, amedrentan al incauto y se posicionan al sol que más calienta. Los indignados también son ellos pues quien les iba a decir a ellos que el país podía joderlo una sola persona.
Quien les iba a decir que no podrían jubilarse con su plan de pensiones amasado, que ahora tienen que rescatar del banco porque el gobierno les ha jodido. Creo que estos son los peligrosos, pues tienen rencores, fobias, y harán lo que sea por volver a recibir sus sobrecitos.
Miedo me dan pues vivo con ellos, los escucho hablar, se cómo respiran y no creo que cambien ni un ápice el guión que tienen preparado. Ya da igual que seas de izquierdas que de derechas, el caso es joder por el mero hecho de que están jodidos.
Pronto empezará un nuevo futuro político tan globalizado como el pesimismo generalizado de varias generaciones privadas de poder reír y pienso que la gente no se ríe y que tienen que reír más. Ves por las calles a gente seria, apesadumbrada sin gestos faciales amables, llenos de inquietud y eso no es nada de bueno. Sin alegría y optimismo no se sale de la crisis. Es un estado de ánimo colectivo poco saludable sin promesas reales.  Sé que es difícil reír sin tener algo que comer, sin tener techo donde dormir pero precisamente esos son los que más ríen cuando piensan que los poderosos también tienen que pasar por la guadaña del túnel de la muerte y ellos lo harán tras un largo caminar donde no sabrán si ha merecido la pena pasar por la vida sin reír.  Ahora me río yo: ¡Ja ja..!